A principios de año presenté un glaseado de chocolate muy fácil de realizar, ideal para darle un toque especial a cualquier tarta o bizcocho (ver aquí). A continuación os muestro otro glaseado de chocolate, un poco más elaborado, pero con la diferencia de que no tiene lactosa, ya que no lleva nata, perfecto para personas con intolerancia o a las que simplemente la nata no les siente muy bien.
Para su realización es necesario disponer de un termómetro de azúcar ya que la mezcla ha de calentarse hasta una temperatura determinada; si no se dispone de termómetro, existe un pequeño truco para comprobar que se ha alcanzado dicha temperatura, que explicaré más adelante.
INGREDIENTES:
- 150 ml de agua.
- 150 gr de azúcar.
- 300 gr de chocolate negro, troceado o en pepitas.
PREPARACIÓN:
Se prepara un almíbar con el azúcar y el agua, para ello se vierte en un cazo el agua y se añade el azúcar. Se calienta hasta que el azúcar se haya disuelto. No hace falta removerlo en exceso, sólo lo suficiente para que no se formen cristales.
A continuación se echa el chocolate y se bate suavemente hasta que se haya derretido. La mezcla se lleva hasta los 110 ºC, que es cuando adquiere el "punto de hebra".
Si no se dispone de termómetro, el "punto de hebra" se comprueba sumergiendo los dedos en agua con hielo y seguidamente en el chocolate; cuando al separar los dedos la mezcla de chocolate se estira formando una hebra significa que el glaseado está listo.
Cuando el glaseado adquiera la consistencia deseada se comprueba que no tiene burbujas (si las hay, se golpea el cazo ligeramente para eliminarlas) y se vierte sobre el bizcocho, colocado previamente sobre una rejilla sobre el fregadero. Se termina de alisar con la ayuda de una espátula.
Dejar enfriar el glaseado y ¡listo!.
Se puede terminar de decorar la tarta con lo que se tenga a mano (fideos de colores, perlas comestibles, etc...).